Taiwán está en la mira de las dos principales potencias del Mundo. Y no es una hipérbole, porque como nunca antes, la tensión entre China y Estados Unidos por el futuro de la isla -que China reclama como parte de su territorio- está llegando a un pico de la tensión militar en medio de conversaciones ‘in extremis’ entre Joe Biden y Xi Jingping, supuestamente, para relajar un poco el ambiente, aunque nos pasa de ser una reafirmación de ambas posiciones.
Todo escaló tras el anuncio de la posible visita a Taiwán de la líder demócrata de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, sin previa a consulta al Gobierno de Beijing. En respuesta, el Gobierno chino avisó que responderá con “medidas enérgicas” si Pelosi visita Taiwán, en la que sería la primera visita de un presidente de la Cámara de Representante de EE.UU. a Taiwán desde 1997, cuando Newt Gingrich visitó la isla.
La líder demócrata anunció sus planes de ir a Taiwán en abril, pero tuvo que suspender el viaje por contraer la covid-19; y ahora, según algunos medios estadounidenses, está haciendo preparativos para visitar la isla este verano, aunque su oficina no ha hecho todavía ningún anuncio oficial.
Eso, mientras Taiwán realiza sendos ejercicios militares en el mar ante el constante asedio chino, que rutinariamente realiza vuelos militares sobre la zona. Pero la cosa se puso color de hormiga con el ingreso del portaaviones USS Ronald Reagan.
La Séptima Flota de los Estados Unidos indicó en un comunicado que la maniobra se enmarca en una operación programada y que el buque abandonó el martes la base naval Changi, en Singapur.
La travesía tiene lugar poco después de que el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, señalara que Pekín “se está preparando” ante la posibilidad de que Pelosi visite Taiwán, al que el gigante asiático considera una provincia más bajo su soberanía.