Es oriunda de Santiago, pero cuando llegó por trabajo a radicarse en Osorno en 2015 se enamoró de esta tierra. Por eso cuando tiempo después quedó cesante no quería dejar esta ciudad que la acogió y buscó alternativas para quedarse en el sur. Y decidió emprender en lo que sabía hacer. Fue así que Tania Salas y Hugo, su pareja, llegaron a la elaboración de hidromiel, la que quizás es la bebida alcohólica más antigua de la que se tenga registro y que alcanzó fama por ser la favorita de la cultura vikinga en el norte de Europa, donde el frío y la nieve no permitían el cultivo masivo de cereales y vides como para elaborar cerveza o vino, como ocurrió, por ejemplo, en el antiguo Egipto.
Esta Ingeniera en Biotecnología relata que “por mi formación científica me había tocado hacer sidra, hidromiel y cerveza en la universidad. Aprender los bioprocesos detrás de la generación de estos productos. Hugo tenía como hobby mucho acercamiento con la cultura vikinga y el hidromiel está muy asociado a esa cultura. Así que decidimos probar con esta bebida que, para los que no saben, es una bebida fermentada de miel. A diferencia de la cerveza, no tiene ni lúpulo ni cebada. Solamente es la miel la que fermenta”.
Así nació Trinken, una hidromiel que pasó por la debida prueba de familiares y amigos antes de lanzarla al mercado como una receta de amplia aceptación. Pero la elaboración no era todo. Sabían elaborarla, pero ahora había que hacer un de ella un buen negocio. Por eso decidieron asesorarse por el Centro de Desarrollo de Negocios de Nosotros de Sercotec. “Cuando tomé la decisión me empecé a acercar al Centro de Desarrollo de Negocios, iba a todas las charlas que había, empecé a conocer gente, me metí a cursos y empecé a ver que cuando uno va por buen camino y toma una buena decisión todo se va abriendo también” relata.
Sobre las características que ha adquirido la hidromiel, Hugo comenta “que la tenemos estabilizada en 9 grados de alcohol, pero en el proceso de fermentación puede llegar fácilmente a los 15 o 17 grados sin ningún problema”. Agrega que “el hecho de hacerla acá con miel de la zona le da un sabor muy distinto. Dentro del mundo de la recreación medieval y vikinga, se da mucho la producción de hidromiel. En general se hace hidromiel a lo largo de Chile, pero las mieles son muy distintas. Acá nos hemos encontrado con sabores muy intensos por los bosques de la zona, la flora y fauna le aporta sabores muy ricos y muy distintos”.
Y la inspiración que han logrado con la hidromiel ha sido tanta que comenzaron a trabajar en un segundo producto fermentado: la kombucha. Se trata de una bebida fermenrada a parir del té que tiene probióticos y antioxidantes que la hacen tremendamente saludable. “La fermentación en general es uno de los primeros métodos de conservación que comenzó a usar la humanidad. Entonces, a lo largo de historia uno puede encontrar fermentaciones de todo tipo. Ahí es donde nace Tahani. Nosotros ya hacíamos kombucha para nosotros mismos. Así que dijimos ’bueno, tenemos los fermentadores, los conocimientos, así que démosle’” comenta Tania.
Para quienes no ha escuchado hablar de ella, Tania relata que “a veces es difícil explicar qué es la kombucha. Pero la forma más fácil de explicarlo es como cuando la gente hace yogurt de pajaritos en su casa. Aquí son dos fermentaciones las que se producen. Gracias a ese honguito el té azucarado fermenta y genera ese concentrado de probióticos, prebióticos y que empezó más o menos en el siglo II antes de Cristo en Japón, según los primeros registros. Y ya se ha comprobado su efectividad para distintas dolencias, como alzheimer, mejora la flora intestinal, la flora vaginal, la flora bucal, etc.”
Finalmente, ambos comentan el gran valor que ellos otorgan a haber logrado un producto que gusta a sus consumidores. “Poder sacar uno mismo un producto y uno mismo ponerle también la impronta a ese producto es muy distinto a un distribuidor que compra en China grandes cantidades y revende nomás. La gracia de este producto que hacemos tiene que ver con eso. Ponemos mucho de nuestra parte para poder sacarlo, entonces es como vender una parte de nosotros mismos. Al final es como un hijo” comentan.
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