La Organización del Tratado del Atlántiico Norte (OTAN) desplegará lo antes posible cuatro batallones en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, los vecinos de Ucrania que hasta ahora no contaban con uno. Así lo establecerán mañana los jefes de Estado y de Gobierno en su encuentro de emergencia en Bruselas, según ha adelantado este miércoles el secretario general, Jens Stoltenberg.
Tras la invasión de Ucrania hay cientos de miles de soldados europeos en alerta en todo el continente. Hay 100.000 tropas norteamericanas y 40.000 soldados bajo mando directo de la Alianza, concentrados sobre todo en el Este, con respaldo aéreo y naval. Pero los 30 creen que no es suficiente. «En la Cumbre de mañana adoptaremos más decisiones. Los líderes mostrarán su acuerdo con más fuerzas en el flanco este, por tierra, mar y aire. El primer paso será el despliegue de cuatro nuevos batallones de la OTAN en Bulgaria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia. Junto a las fuerzas ya presentes en los países bálticos y Polonia, esto supondrá contar con ocho batallones multinacionales en todo el flanco este, desde el mar Báltico al Mar Negro. Nos enfrentamos a una nueva realidad para nuestra seguridad así que debemos restablecer nuestra disuasión y defensa a largo plazo«, ha señalado Stoltenberg en la comparecencia previa a la cumbre extraordinaria.
Esta guerra está teniendo y a va a tener implicaciones profundas en la relación con Rusia que lleva ya unos años muy deterioradas. La OTAN mantiene desde 2014 política de doble pilar: disuasión y diálogo, y ahora no hay dudas de que se va a incrementar el peso de disuasión. Pero de esta reunión y de la Madrid deben salir más cosas. Una revisión del documento fundacional de las relaciones Rusia-OTAN, el concepto estratégico ya mencionado, la relación respecto a los potenciales aspirantes (más Suecia o Finlandia que Ucrania). Es de esperar que si bien no haya cambios de fondo sí que se toque el lenguaje futuro para reforzar el principio de que todos tienen derecho a elegir su futuro.
Mientras eso ocurre, en Bruselas, en Moscú Vladimir Putin estaría furioso por la imagen equivocada de la realidad ucraniana que manejaba el ejército invasor y que cree que es la base de las complicaciones ante las que se están enfrentando ahora.
Según diversas fuentes, las expectativas al inicio de la «Operación Militar Especial» eran muy diferentes. En pocas horas, el país invadido debería haberse derrumbado y los militares ucranianos difícilmente habrían tenido tiempo de reaccionar ante la misión «amistosa» de sus colegas rusos.
Sergej Beseda era el jefe del departamento 5 del FSB, principal sucesor de la KGB, y Anatolij Bolyukh, es -o fue- su adjunto. Éste era el Departamento de Información Operativa (Doi), creado por el propio Putin cuando era jefe del FSB en los años 90.
El espionaje exterior ya era una prerrogativa del SVR (antigua dirección del KGB) y del GRU, el servicio de inteligencia militar. Pero Vladimir Vladimirovich quería tener sus «ojos» sobre todas las operaciones de inteligencia en las antiguas repúblicas soviéticas que se independizaron a partir de finales de 1991. Después de las llamadas revoluciones de colores de principios de este siglo (la de las rosas en Georgia , luego la naranja en Ucrania y la de los tulipanes en Kirguistán), Putin habría comenzado a confiar solo en los hombres del FSB.