A través de una declaración dada a conocer este martes tanto a través de su twitter como de su Fundación, el ex Presidente Ricardo Lagos indicó que «Chile merece una Constitución que suscite consenso y como ninguno de los dos textos que puedan resultar del plebiscito está en condiciones de lograrlo, el desafío político es continuar con el debate constitucional hasta alcanzar una Constitución que interprete a la mayoría de chilenos y chilenas».
“Una Constitución no puede ser partisana. Sólo así, discutiendo dentro de la Constitución y no acerca de ella, los países cambian en el marco de una razonable estabilidad”, añade el exmandatario en el texto.
Lagos enfatiza en que “el proceso constituyente en el que hoy estamos embarcados no terminará el 5 de septiembre, al día siguiente de que sepamos el resultado del plebiscito de salida, porque las dos alternativas en juego están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana”.
“La Constitución vigente tampoco logra concitar ese apoyo, pues se utilizó el poder de veto de sectores partidarios del Estado ausente o subsidiario cada vez que buscó reformarla”, precisó Ricardo Lagos.
La carta del ex Presidente se conoce el mismo día en que varias y emblemáticas figuras de la centro-izquierda dieron a conocer una carta invitando a votar «Rechazo» en septiembre, criticando que la oportunidad de elaborar un texto constitucional que «nos identificara a todos y todas» fue «desperdiciada».
La misiva fue firmada por el ex ministro de Michelle Bachelet, Andrés Velasco, el abogado Antonio Bascuñán, la ex subsecretaria de Ciencias de Sebastián Piñera, Carolina Torrealba, el ex convencional y senador del PPD, Felipe Harboe, la gestora cultural y ex militante de RD, Javiera Parada, el ex ministro de Eduardo Frei, Manuel Marfán; el economista y ex presidente de Codelco, Oscar Landerretche; Pablo Díaz, actor; el ex director del Museo de la Memoria y DDHH, Ricardo Brodsky y la historiadora Sol Serrano.
«El actual proceso constitucional ofrecía una oportunidad única para elaborar un texto que nos identificara a todos y todas: un genuino punto de encuentro institucional (…) una auténtica casa común. Hoy resulta evidente que esa gran oportunidad fue desperdiciada». Para los firmantes, «en el texto propuesto es posible constatar graves déficits de forma y fondo. En la forma, desde su inicio la Convención optó por un tono adversarial y excluyente, donde ha sido más importante subrayar las causas identitarias y la reivindicación de dolores pasados que la construcción de un horizonte nacional compartido» relatan en la carta.